Cuando un ciudadano estadounidense fallece en el exterior, el oficial consular notifica a los familiares o a su representante legal. El oficial proporciona orientación sobre cómo hacer arreglos locales para el entierro o el retorno del cuerpo a los Estados Unidos según la preferencia de los familiares. El Departamento de Estado no tiene fondos para asistir en el retorno de las cenizas o restos de ciudadanos estadounidenses que fallecen en el extranjero.